martes, 20 de enero de 2015

LOS BENEFICIOS DEL AJEDREZ EN EDAD ESCOLAR



 Recientemente tuve una conversación con la madre de una niña que practica ajedrez desde hace algo más de un año ,  en ella me informó de lo contentos que están en la familia con los progresos que desde entonces la joven ha tenido, especialmente en el ámbito de la resolución de problemas matemáticos y en la seguridad de poder afrontarlos. “Anteriormente siempre recurría a uno de nosotros”, me decía, refiriéndose a su esposo y a ella misma, “sin ni siquiera hacer un esfuerzo por entender qué se le exigía en el problema. Hemos notado un cambio positivo en este aspecto desde que ella practica ajedrez”. El único inconveniente provenía de los enfados que en algunas ocasiones se sucedían tras realizar una mala actuación en alguna competición de ajedrez.

Este ejemplo puede venir a colación de un estudio realizado el pasado año por estudiantes de fin de Grado de Psicología de la Universidad de La Laguna. Entre ellos se encontraba la palmera Lucía Rodríguez Fernández, quien actualmente posee el Grado en Psicología. En él se evaluaron las capacidades de alumnos que llevaban practicando ajedrez durante dos años con respecto a otro grupo de alumnos que no practicaban el juego-ciencia. Para ello se realizaron cuestionarios específicos a más de 200 niños de distintos colegios de las islas de Tenerife y La Palma. Los estudios mostraron estadísticamente como las notas académicas en matemáticas y lengua fueron superiores en el grupo del ajedrez, además se encontraron la existencia de una actitud más favorable hacia el trabajo así como una mejor aplicación en los aprendizajes. Por otro lado, los alumnos que practicaban ajedrez mostraban una mayor satisfacción personal y presentaban una menor tendencia a no afrontar la realidad.
Estos estudios, se suman a los numerosos realizados en distintas zonas y países del mundo y hasta ahora todos han presentado buenos resultados en la práctica del ajedrez en edad escolar. Se llevan haciendo desde el año 1925 y todos apuntan a lo beneficioso que sería implantar el ajedrez en horario lectivo.

La duda para algunos académicos reside en si el ajedrez resulta atractivo para los niños con mayores capacidades, o si es que una vez que se practica el juego, éste desarrolla sus capacidades en matemáticas,  lengua, resolución de problemas, la actitud favorable hacia el trabajo, etcétera, como ya hemos citado anteriormente. En mi opinión, suceden ambos casos, ya que haciendo más atractiva la actividad para aquellos niños a quiénes inicialmente no muestran interés por el ajedrez, los docentes hemos llegado a comprobar como mejoran su concentración y las cualidades antes citadas con la práctica cotidiana del juego-ciencia. Si bien, hemos de reconocer que el juego atrae más a aquellos jóvenes que  muestran inicialmente una actitud favorable al pensamiento lógico y matemático.

La experiencia en los 14 años que llevo dando clases de ajedrez a alumnos de La Palma, sumada a la experiencia también desde mi época de estudiante con compañeros que practicaban también el ajedrez, es que la mayor parte de ellos han sido buenos estudiantes en su formación académica, siendo en cualquier caso muy competentes en los oficios que actualmente desempeñan. Para muchas de estas personas el ajedrez ya quedó en un segundo plano, y en algunos casos hasta dejaron su práctica hace mucho tiempo, pero formó parte de su aprendizaje y de su carácter autosuficiente.


Tras lo expuesto anteriormente no me gustaría que se me interpretara mostrando interesadamente al ajedrez como la única solución para combatir los malos datos académicos de cualquier alumno, o aquellos datos  que muestran los informes PISA sobre el nivel de la educación en nuestro país comparándolos con otros países europeos. Resulta obvio que existen numerosos ámbitos del desarrollo humano en los cuales se han formado desde su juventud grandes profesionales y estos no son el ajedrez. Hablo de la música, el teatro, la lectura, los juegos de inteligencia  y el deporte en general. Sin embargo, si pretendo constatar que el milenario juego del ajedrez, el cual  ha sido modelado a través de la propia Historia de la Humanidad, reúne en esencia unas cualidades que pueden potenciar el desarrollo del intelecto de los seres humanos en edades tempranas y por supuesto también constituirse en una buena gimnasia mental en cualquier momento de la vida.


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