En este artículo se pretende hacer una reflexión sobre el
entrenamiento de jóvenes valores en ajedrez, sin que opiniones y textos
incluidos de otros autores signifiquen que sean del todo afines a lo que piensa
quien escribe estas líneas. Teniendo en cuenta esto, sobre la enseñanza en ajedrez he llegado a la
conclusión de que puede tener diversos enfoques, como diversos intereses pueden
haber en que un niño aprenda a jugar y desarrollar las técnicas de nuestro
antiguo juego-ciencia.
El ajedrez como instrumento valioso en la educación y como competición coexisten.
En mi opinión establecería
tres grupos de alumnos (aunque sé que sobre esto pueden haber muchas ideas y
clasificaciones distintas), sin que ninguno de ellos sea más o menos importante
que el otro.
Por un lado, los niños que demuestran interés en el ajedrez
y quieren acercarse a él como a otras actividades deportivas en la escuela, sin
ir más lejos de la pura diversión y entretenimiento. En este caso el ajedrez le
puede aportar algo distinto, pues aún siendo un modo más de relacionarse y
hacer amigos de forma entretenida tiene contrastados efectos en el desarrollo
intelectual del alumno.
Otro grupo sería el de los alumnos que muestran más interés
y desean adentrarse y permanecer en el mundo de la competición. Si bien, como
sucede y me han comentado algunos padres, desde un punto de vista muy
respetable, sólo con el interés de relacionarse y que este desarrollo
intelectual de su pupilo sea aún mayor, no tratando de hacer carrera a través
del ajedrez (para el que escribe el
ajedrez siempre debe estar después de “los estudios”, esto me parece obvio). En
todo caso, si el niño desea dedicarle cada
vez más tiempo es porque surge de forma natural en él.
Finalmente, un tercer grupo, donde los jóvenes ajedrecistas
parecen querer más de este deporte y estudian (o eso deben hacer) y compiten
con ganas de saber donde están sus límites, y si lo hacen debería ser porque
sienten auténtica pasión por el ajedrez.
En este sentido, y para este último grupo, el siguiente
artículo (del que pongo su enlace y resumo) puede ser una orientación para
algunos padres (y también por que no, a nosotros los entrenadores) que desean
que sus hijos adquieran titulación en ajedrez.
En resumen viene a decir, “si el joven no tiene pasión por el juego no
hay inyección de conocimientos mágica”, y saber que siempre hay otros grupos de
jugadores y aficionados que practican ajedrez sin que por ende esto signifique
fracasar. No es la primera vez que un tutor al ver que su hijo no triunfa quiere
retirarlo de esa actividad, lo cual no me parece nada razonable. Más bien se
debería intentar generar pasión por lo que se practica, así como aleccionar el
esfuerzo en el joven.
El joven G.M estadounidense Ray Robson
En
los siguientes párrafos coloreados en azul escribe el MI Greg Shahade sobre
“Chess Child“ un libro de Gary Robson sobre la experiencia de su hijo Ray
Robson, un joven Gran Maestro estadounidense.
Si usted quiere ayudar a su niño a alcanzar su potencial
ajedrecístico, he aquí algunos consejos:
Tan pronto como sea
posible, usted debe enseñar y/o guiarlos en cómo estudiar por su cuenta.
Si tiene que forzarlo a
estudiar, entonces es probable que el niño no va a ser un gran jugador. Un buen
signo es cuando ellos quieran hacerlo todo por su cuenta, e incluso a veces tienes
que apartarlo del estudio
Un entrenador es muy útil para
el desarrollo ajedrecístico del niño, pero es secundario para insuflar buenos
hábitos de estudio. Un entrenador puede ayudar a un niño que raramente estudia
ajedrez por su cuenta, pero es muy improbable que ese niño se convierta en un
grande del ajedrez. (y cuando digo grande, me refiero a Gran Maestro)
Conclusiones:
Si usted ve que su niño está estudiando constantemente por su cuenta sin ningún
tipo de empujón, esto es una buena señal. Probablemente significa que tiene
gran potencial.
Si usted no ve a su niño
estudiando por sí solo, probablemente significa que su potencial es limitado.
Las buenas noticias es que todavía puede convertirse en muy buen jugador si
tiene la suerte de poseer la combinación de talento ajedrecístico puro (visión
del tablero, buena memoria, etc.) pero probablemente no será uno de los mejores
jugadores del país.
Ningún entrenador puede hacer a
un niño un gran jugador. Esto es casi universal, a no ser que el entrenador
encuentre la manera de hacer que el niño estudie por su cuenta. Si el chico ya
estudia como un maniático, un buen entrenador puede ser el empujón extra que
este necesita para convertirse en un gran jugador. No obstante, en casi todos
los casos, lo más importante el que el niño estudie por su cuenta de manera
inteligente, la mayor cantidad de horas posibles al día.
“Ray tenía un bulto de libros para leer en su
lugar de la mesa, y los leía durante el desayuno y la comida. Tenía otra pila
de libros debajo del tablero que siempre tenía armado en la mesa de la sala de
la casa. Tenía libros de ajedrez sobre la mesita de noche, al lado de su cama,
para leer antes de dormir y antes de levantarse. Tenía libros en su mochila
para leer en los quince minutos que duraba el trayecto hasta la escuela.”
Puedes ver el artículo completo en el siguiente enlace de "Ajedrez de entrenamiento"
La familia Polgar.
Al genial Kamsky le ha sobrado pasión por el ajedrez
más bien pudo echar en falta comprensión de su tutor
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