¡Claro que me tomo
unas vacaciones todos los años, 5 días. Los otros 360 días me dedico al
ajedrez!
Akiba Kiwelowicz
Rubinstein (Nacido el 12 de Diciembre del 1882 en Stawiski, Polonia, y fallecido
el 15 Marzo del 1961 en Antwerp, Bélgica) fue uno de los más fuertes grandes
maestros al principio del siglo pasado. La primera Guerra mundial rompió los
planes de él y Lasker de jugar un campeonato del mundo, y luego fue demasiado
tarde: en su juventud asombró al mundo del ajedrez, derrotando a muchos de la
elite de la época (Capablanca, por ejemplo), sin embargo su vida posterior fue
marcada por la esquizofrenia y otros males.
Rubinstein aprendió cuando tenía 16 años Sin lugar a dudas
una gran dedicación y la ayuda del maestro Gerz Salve, quien lo entrenó y le
sirvió de sparring. Rubinstein era judío, y su familia tenía planeado para él
convertirlo en Rabí, cosa que no sucedió: después de jugar en un torneo en
Kiev, Ucrania, Rubinstein abandonó los estudios rabínicos y se dedicó por
entero al ajedrez.
Él fue uno de los primeros jugadores que tomaron en cuenta
el final cuando escogían el sistema de aperturas a jugar. Él era especialmente
talentoso en los finales, en particular en los de torre, donde mostró nuevas
vías para el dominio de estos difíciles finales. Muchos maestros lo ubican
entre los mejores jugadores de finales de todos los tiempos, y el maestro de
los finales de torre.
No dejó legado literario, algo raro entre los grandes
maestros de la época. Sin embargo, muchas ideas en la apertura fueron
denominadas con su nombre, debido a su introducción en la práctica magistral, o
su uso extensivo por él.
En este ejemplo podemos observar como Rubinstein simplifica teniendo claro como ganar el final de reyes debido a la débil estructura de peones blancos en el flanco de rey.
Aplicando las ideas de Rubinstein ¿que podríamos hacer con negras en esta posición?
LA INMORTAL DE RUBINSTEIN
Un descollante jugador ,que mereció llegar a campeón mundial, pero sus nervios , debido a la guerra , en ocasiones le traicionaban ,sumado a su no muy buena suerte . En todo caso ,no había grande ,en sus tiempos , que no le temiera al gran Akiba. Una leyenda del juego, un gigante de finísimas concepciones ajedrecísticas válidas hasta en nuestros tiempos de dominios cibernéticos.
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